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Alfredo Gutiérrez, el juglar que escribió su propia historia musical

Su manera única de interpretar el acordeón y su discografía pertenecen a la memoria colectiva de la música colombiana.

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El pasado 15 de octubre de 2025, el maestro Alfredo Gutiérrez aceptó nuestra invitación para acompañarnos en un capítulo de Espacio G, el programa dedicado a destacar la trayectoria de los grandes artistas.

Lo primero que nos dijo al llegar, con la certeza de quien ha recorrido el mundo, fue:

«Yo hice conciertos en muchos lugares y entrevistas con Mi Gente, por ahí deben de tener los videos» mencionó Alfredo

Durante más de una hora, disfrutamos de sus innumerables anécdotas. Sin embargo, fue al interpretar sus canciones cuando el maestro se transformó por completo. Demostrando un oído musical impecable, no permitía el más mínimo error: corregía con precisión la caja y ajustaba los coros en cada estrofa, manteniendo el nivel de exigencia que lo convirtió en leyenda.

Su visita reafirmó por qué su música no solo trascendió fronteras, conquistando a México como su segunda casa, sino que le entregó a la música de acordeón un rey absoluto. Alfredo Gutiérrez es un juglar invaluable, poseedor de una colección discográfica que representa la esencia misma de la música colombiana.

Puede ver la entrevista completa en nuestro canal oficial de YouTube aquí.

El nacimiento de un juglar

Alfredo de Jesús Gutiérrez Vital no conoce un acompañante más fiel que el acordeón. Nacido en las Sabanas de Beltrán (conocido hoy como Paloquemao), Sucre, el 17 de abril de 1943, su destino musical parecía trazado. Su padre, Alfredo Enrique, era de La Paz (Cesar), tierra de juglares vallenatos, y su madre, Diocelina de Jesús, era de Paloquemao. Desde sus primeros años de juventud, encontró en el instrumento y las letras la mejor manera de contar historias y, conquistar los corazones del público.

El niño prodigio y sus inicios

La historia de amor entre Alfredo Gutiérrez y el acordeón comenzó a una edad asombrosa. Empezó a tocar el instrumento con tan solo cuatro años. Para 1953, siendo apenas un niño, organizó junto a su padre y al profesor José Rodríguez el conjunto Los Pequeños Vallenatos.

Esta agrupación, integrada también por futuras figuras como Arnulfo Briceño (autor de ‘Ay mi llanura’) y Víctor Gutiérrez (gran arreglista internacional), realizó grabaciones en Venezuela y Ecuador, demostrando un talento precoz que, aunque no se conoció en Colombia en ese momento, forjaba las bases de una leyenda.

Puede ver la entrevista completa en nuestro canal oficial de YouTube aquí.

La Era de Los Corraleros de Majagual

El año 1960 fue decisivo. Calixto Ochoa le presentó a Antonio Fuentes, fundador del legendario sello Discos Fuentes. En octubre de ese año, grabó ‘Majagual’ (de su autoría), ‘La ombligona’ (de Ochoa) y ‘Se salió el toro’ (de César Castro). El éxito fue inmediato.

En diciembre, Discos Fuentes los llamó para una nueva producción. De allí salieron éxitos como ‘Ana Felicia’ y ‘La paloma guarumera’, que se incluyeron en Alegre Majagual (1961), el primer álbum de la icónica agrupación Los Corraleros de Majagual. Su participación como arreglista empírico, vocalista principal y acordeonero estrella del grupo, marcó un sonido que definió una época.

Con Los Corraleros de Majagual, los éxitos se multiplicaron. «Festival en Guararé», del panameño Dorindo Cárdenas, se convirtió en un himno continental en 1963. El impacto en Venezuela fue tan grande que se emitía un programa radial diario con sus canciones.

 

La Consagración del Rey

La década de los 70 y 80 consolidó a Alfredo Gutiérrez no solo como un fenómeno grupal, sino como un solista virtuoso. Su maestría quedó eternizada cuando el Festival de la Leyenda Vallenata de Valledupar lo coronó Rey Vallenato en tres oportunidades: 1974, 1978 y 1986. Estos tres triunfos demostraron de forma indiscutible que Alfredo Gutiérrez era el soberano del acordeón en Colombia.

Éxito Internacional y Reconocimientos

Su talento trascendió fronteras. Una de sus obras cumbre, ‘Dos mujeres’, fue un éxito sin precedentes en Colombia, Venezuela, Centroamérica y Estados Unidos. Sin embargo, fue México la plaza que le brindó una acogida monumental, convirtiendo el tema en un suceso musical.

Siete Congos de Oro en los Carnavales de Barranquilla, destacando el de 1976 con ‘La cañaña’ (marcando su regreso a Los Corraleros) y el simbólico Congo de 1988 en una reunión especial de los miembros originales.

 

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En 1994 y 1995, la canción ‘El solitario‘ (conocida en México como ‘El diario de un borracho’) fue reconocida como la más vendida, superando el millón de copias. Por este logro, el círculo de periodistas del espectáculo de México le otorgó el prestigioso Califa de Oro.

Puede ver la entrevista completa en nuestro canal oficial de YouTube aquí.

El Legado del ‘Rebelde del Acordeón’

Alfredo Gutiérrez, ‘el rebelde del acordeón’, ha demostrado por qué sigue vigente. Su historia y su música no solo fueron pilares del folclor colombiano, sino que su nombre se ha convertido en sinónimo del acordeón. Sus himnos han trascendido generaciones, asegurando su lugar como una de las leyendas vivas más importantes de la música tradicional.

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