Pasabordo: Los genios detrás del exitoso regional colombiano
Pasabordo revela cómo pasó del tropipop a la música popular con éxitos para Pipe Bueno, Carin León y Marbelle.
En su paso por Cracks de la Industria, Gabo y Jhonatan de Pasabordo cuentan cómo nació su carrera con “Calendario”, su paso por el tropipop y su consolidación como compositores de éxitos para artistas como Pipe Bueno, Marbelle, Luis Alfonso, Darío Gómez y Carin León. Además, comparten anécdotas inéditas de sus inicios, los retos de la industria musical y el proceso creativo detrás de hits como Adicta al dolor, Cuánto vale y La independiente.
¿Qué pasaba musicalmente con ustedes antes de ese concurso en la universidad que definió el camino de Pasabordo?
Gabo: Yo no era Gabo, era Juan Gabriel. Desde niño estudiaba música, componía desde los 14 años, ganaba festivales y cantaba con el grupo Cuarteto Romance. Mis raíces están en la música popular porque mi abuelo me ponía a ser su “DJ” con Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas.
Jonathan: Siempre fui el artista del colegio: teatro, emisora, coros. Desde pequeño imitaba a Luis Miguel y Juan Gabriel. Mi primer contacto serio fue cantar en un seminario y después componer la canción de grado en once. No pensaba dedicarme a la música hasta la universidad, cuando nos encontramos y vimos que teníamos gustos similares.
¿Qué estudiaban en ese momento en la universidad?
Gabo: Ingeniería agropecuaria.
Jonathan: Comunicación audiovisual.
¿Cómo se encontraron y empezaron a hacer canciones juntos?
Gabo: Fue en un festival universitario con una canción de Juanes. Desde ahí empecé a ir al barrio Castilla, donde vivía Jonathan, y entre frijoles y bandejas paisas empezamos a componer.
Jonathan: Usábamos una grabadora de periodista para registrar las ideas porque no había celulares con notas de voz. Así nacieron canciones como Calendario, Cantinero y Quisiera.
¿Tuvieron apoyo familiar desde el inicio?
Gabo: Al principio mi papá era reacio, quería que estudiara. Cuando escuchó Cantinero, cambió y me apoyó. Mi familia se unió mucho desde entonces.
Jonathan: Mi mamá siempre me apoyó, me decía que si yo era feliz con la música, lo hiciera. Igual, si me hubieran dicho que no, yo lo hubiera hecho.
¿Cómo fue grabar el primer álbum?
Con una mano atrás y otra adelante. Llegamos donde José Lopera y Pablo Uribe, y gracias al apoyo de ellos grabamos las primeras cuatro canciones: Calendario, Desde que te fuiste, Cantinero y Ya para qué.
¿Qué pasó con Calendario?
Se convirtió en un fenómeno en los colegios de Medellín, luego en Bogotá, el Eje Cafetero y hasta Perú gracias a Myspace.
¿Cómo describen el sonido inicial de Pasabordo?
Jonathan: Siempre fuimos versátiles. Calendario tenía un aire tropipop pero sin acordeón, más guitarras eléctricas y batería. Cantinero era como un rock popular. Ya para qué era un vals acústico. Nunca nos encasillamos en un solo género.
¿Cómo empezó su faceta como compositores para otros artistas?
El primer grupo en grabarnos fue Grupo Gale (salsa). Luego vino Galy Galiano, después Pipe Bueno (Ingrata), Darío Gómez (Te pido perdón), Luis Alberto Posada, Francy, Paola Jara y muchos más. En pandemia explotó Adicta al dolor con Marbelle y Guaro con Pipe Bueno y otros artistas, lo que nos reafirmó en el regional.
¿Cuál fue la primera canción que hicieron ya pensando en lo regional?
Borracho en 2021. No funcionó tanto porque la gente no nos ubicaba en ese género. Luego vino La Independiente con Joaquín Guillén, que nos abrió camino.
¿Cómo deciden qué canciones son para ustedes y cuáles para otros artistas?
Jonathan: En el estudio uno siente qué canción se le acomoda a otro artista. A veces nos equivocamos, como con Cuánto vale, que le dimos a Luis Alfonso y luego él nos invitó a grabarla. Esa canción nos abrió la puerta en el regional.
¿Qué tiene que tener una canción para funcionar en el regional?
Pasabordo: Honestidad. Si hay que forzarla, mejor dejarla. Un buen nombre, una historia clara y un coro contundente que, entre rápido, porque eso es lo que la gente recuerda.
¿Imaginaban que el regional sería tan protagonista en la industria?
Gabo: Yo venía estudiando guitarra popular: bolero, vals, bambuco, guasca, carrilera. La música popular siempre ha estado, pero ahora se internacionaliza como pasó con el reguetón. Queremos refrescarla, pero defendiendo el sonido colombiano.
¿Qué tan importantes son los camps de composición?
Pasabordo: Son fundamentales. En un camp con Yeison Jiménez salieron siete canciones, varias ya publicadas. También con Luis Alfonso, de cuyo álbum cuatro canciones son nuestras. En las fincas hay magia, sin presión de estudio.
¿Qué es lo más difícil que han enfrentado en la industria?
Jonathan: Entender que esto es un negocio. Nadie te enseña a ser artista: contratos, disqueras, managers… fue duro entenderlo después de errores.
Gabo: Para mí, la transición a lo digital. Ahora hay que ser artista, compositor e influenciador. Hay gente que en un mes logra lo que a nosotros nos costó 15 años. Pero lo difícil no es pegarse, es sostener la carrera.
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