Diana Burco la juglar contemporánea de Colombia, desvela detalles de su carrera, nominaciones al Latin Grammy y nuevo álbum.

Diana Burco, la juglar contemporánea de las “cumbiecitas elegantes”, ha marcado no solo su carrera, sino la manera de interpretar el acordeón. Desde los 12 años, la bumanguesa ha hecho historia al romper barreras de género en un campo dominado tradicionalmente por hombres.

Aunque Diana encontró en el acordeón a su mejor compañero; lo cierto es que este la retó no solo a interpretarlo, sino en ser un referente dentro del abanico tradicional colombiano. Si bien la artista deja en claro que personajes como Patricia Teherán y XXX son unas referentes del vallenato, lo cierto es que no puede negarse que estaban ligadas a cantar, no a ser juglares. Por ello, se trazó el camino de aprehender de la cultura y la esencia del acordeón junto a varios maestros, entre los que destacan: Carmelo Torres. Este, además de enseñarle a interpretar el acordeón, le permitió sentir la música, algo que ha plasmado en su música.

¿Qué motivó a Diana Burco a comenzar esta carrera?

El acordeón llegó a mi vida a los 12 años y desde ese momento noté que no había referentes femeninos en el gremio. Con el tiempo investigué a fondo y encontré que las mujeres o cantaban o eran musas de los juglares. Esto me incentivó a cambiar las cosas y perfeccionar mi arte; por tal razón, me arriesgué no solo a irme de Bucaramanga a tierras costeras para conocer en profundidad el instrumento. También, estudié con grandes maestros y culminé estudiando una carrera artística.

¿Qué significa Burco?

Cuando realicé todo este proceso de descubrimiento de las raíces del acordeón; no quise darme un nombre artístico, sino representativo. Burco proviene de las tierras santandereanas, de la comunidad indígena de los Guanes. Y fue la manera de crear mi propio universo musical, inspirada en mis raíces.

Eres una juglar contemporánea, ¿cómo viviste el machismo dentro del vallenato?

Lo viví de manera directa e indirecta. Recién inicié no faltaban los comentarios: ‘‘Toca como hombre’’ o ‘‘Toca como un macho’’, la comparación era inevitable. Pero, se debe a que antes no había un referente femenino que hiciera lo mismo y te llevaban al lugar que existía. Después de pasar por todo eso y demostrarme a mí que de una u otra manera son elogios, preferí darle la vuelta y hacer música. Es decir; transformé ese dolor e inseguridad para llevarlo a un terreno que domino y allí empezar a florecer.

Uno de tus maestros fue Carmelo Torres, ¿cómo has incorporado su legado en tu música?

El maestro Carmelo es alguien que me llevó de la mano y me trató como a su cuarta hija, ¡la única que toca acordeón! Tuve una conexión especial porque convivimos por un mes y me enseñó que el mejor no es el que toca más rápido ni el que se la sabe todas. Es el que logra transmitir. De hecho, la lección que aprendí con él fue la de apreciar los momentos; es algo que no podría descifrar en sonidos ni en palabras, pero es algo que intentó llevar a través mi música.