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AJ Ramos: “Los números miden métricas, no valor. El poder lo tiene la comunidad”

AJ Ramos revela cómo pasó de repartir flyers en Nueva York a ser estratega en YouTube Music.

 

Con más de 20 años de trayectoria, AJ Ramos ha sido pieza clave en la evolución del reggaetón y la música latina, trabajando junto a gigantes como Spotify, YouTube y artistas de talla mundial.

En su paso por Cracks de la Industria, Ramos revela cómo inició en la radio, casi por casualidad, su papel en el crecimiento global de figuras como J Balvin y Maluma, y su visión crítica sobre el rol de las plataformas digitales, la importancia de la disciplina y la construcción de comunidad.

Cuando entraste a la radio, ¿qué estaba pasando en la música?

La verdad es que yo no soñaba con la música, el sueño era de mi amigo Marvelous Fame. Yo iba para ser farmacéutico, después abogado. Pero él me inspiró y terminé entrando cuando empezaba la explosión del reggaetón en Estados Unidos. Hace 20 años me ofrecieron trabajar en promoción en La Calle 105.9, la primera emisora de reggaetón en EE.UU. Yo ni pensaba aceptar, pero mi amigo me empujó. Así empezó todo: repartiendo flyers, colgando banners y promocionando fiestas.

¿Cuándo pasó de ser solo un trabajo a convertirse en tu carrera?

Los primeros tres o cuatro años sufrí del síndrome del impostor. Iba a conciertos, hacía eventos, pero no lo veía como carrera. En el quinto año, ya sentía la fiebre real por la radio. Dejé un cargo ejecutivo en Nueva York y me arriesgué: me mudé a Las Vegas, aceptando menos salario, solo para ser locutor a tiempo completo. Ahí me enfoqué en branding, promociones y radio. Estuve siete años en Univisión y luego regresé a Nueva York, donde trabajé en cuatro compañías a la vez: La Mega, radio satelital, Telemundo y con Don Omar en su emisora digital. Dormía en el carro, a veces 20 horas de trabajo al día.

¿Qué tenía el reggaetón y lo urbano que te atrapó?

Fue cuestión de tiempo y cultura. Mi primer casete fue de El General. En bachillerato hacía fiestas de reggaetón, compraba los CDs de Playero. Luego estaba trabajando en la primera emisora de reggaetón en EE.UU., conocía la música y la cultura. Repartía flyers para “Gasolina” de Daddy Yankee, participé en el primer concierto de reggaetón en Nueva York con Wisin y Yandel, Tego, Zion y Lennox. Mi primera vez en tarima fue anunciar que Rakim & Ken-Y no cantarían, me tocó dar malas noticias. Pero así es este camino: hay que hacer de todo.

¿Cómo fue ese capítulo con artistas como J Balvin y Maluma?

Yo humildemente digo que fui un trampolín para Colombia. Cuando J Balvin fue el primer artista latino número uno en Spotify, yo era parte del equipo. También he acompañado a generaciones en educar sobre las plataformas digitales, desde Spotify hasta ahora en YouTube. Lo que hicieron Balvin, Maluma, Reykon, Golpe a Golpe, Jiggy Drama, DJ Maff en San Andrés o El Gangster hoy, todo eso tiene raíces fuertes en Colombia. Me honra que muchos artistas me digan que soy como un trampolín, como me lo dijo Camilo: la primera cara que los escucha y los apoya antes de estar pegados. Eso es lo que me hace feliz.

¿Qué debe tener un artista para captar tu atención?

Disciplina, autenticidad y equipo. Ya tenemos un Maluma, un Balvin, un Bad Bunny… pero, ¿quién eres tú? ¿Cuál es tu historia, tu esencia, tus colores? La gente ve la gloria, pero no siempre la historia. Un artista conecta desde el corazón y la disciplina. El talento hay mucho, pero si no hay equipo ni constancia, no llega lejos.

Hoy las plataformas validan con números, pero ¿cómo ves esa dinámica?

Los números miden métricas, no valor. Hay artistas con grandes cifras que no llenan estadios y otros con pocos números que sí lo hacen. Todo depende del tipo de artista que quieras ser. Las plataformas son trampolines, pero el poder lo tiene el artista con su comunidad. Mi consejo: enfócate en tu jardín, en tu audiencia, en crear consistencia. Cuando inviertes en ti, en tu público, las plataformas terminan llegando.

Manejas muchos proyectos y artistas, ¿cómo logras equilibrarlo?

Gracias a Dios tengo una comunidad y un colectivo que me ayudan con mis oídos. Soy un hombre de corazón, siento la música. Lo que más me atrae es ver la magia del artista, la pasión genuina de hacer música por amor, no por fama. El éxito no es igual para todos: para algunos es llenar un estadio, para otros solo vivir de la música y sostener a su familia.

¿Cómo sientes que está la industria musical hoy?

Es un momento difícil porque hay demasiados artistas y mucha presión con números, redes y comparaciones. A veces se pierde de vista lo que realmente importa. Pero también es una gran oportunidad: hoy con plataformas como YouTube puedes crear tu comunidad, vivir de la música y ser empresario dentro de ella. Es un momento clave para la música latina y especialmente la colombiana, que está llegando a todo el mundo.

¿Qué opinas del boom del regional mexicano y el nuevo regional colombiano?

Me encanta porque hay poder en lo local. Hoy en YouTube Charts lo regional aparece en los primeros puestos porque la gente consume lo suyo. Y eso se replica en la diáspora. Además, géneros locales de Colombia y México se están mezclando y llegando a EE.UU., España, Centroamérica… Hay riqueza en los subgéneros, en los nichos con audiencias sólidas. Eso es lo que le digo también a las marcas: no solo miren lo global, hay mucho valor en lo regional.

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Eterna aprendiz. Comunicadora social y Periodista. Me encanta escribir buenas historias, soy cinéfila de corazón y guitarrista en formación. Encuéntrame en Instagram y en todas las redes sociales como: @Caroramzb

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