Close

Juancho Valencia: el visionario detrás de Puerto Candelaria

El productor y músico Juancho Valencia repasa su trayectoria, desde Puerto Candelaria hasta la musicalización de Cien años de soledad.

 

Juancho Valencia se ha consolidado como uno de los productores y compositores más influyentes de Colombia. Fundador de Puerto Candelaria, ha revolucionado la escena musical con fusiones innovadoras que lo llevaron a ganar dos Latin Grammy y a recorrer más de 40 países.

Su visión trasciende los géneros, explorando el jazz, la música tradicional y el urbano desde un enfoque creativo y crítico. Hoy, como director musical de la serie de Netflix Cien años de soledad, Valencia comparte cómo la independencia, la disciplina y el compromiso con la cultura lo han convertido en un referente de la industria musical latinoamericana.

¿Cómo fue tu vida antes de Puerto Candelaria?

Antes de Puerto Candelaria ya tenía una carrera musical consolidada en la salsa, el jazz y la música clásica, formación que empecé desde los 3 años. A los 13 años armé mi primera banda con músicos profesionales en Medellín, mientras seguía siendo estudiante. Siempre estuve rodeado de grandes maestros y con la conciencia de crecer en un país como Colombia, en medio de conflictos, lo que me dio una responsabilidad y una bandera clara: trabajar por el proyecto llamado Colombia.

¿Qué motivó la creación de Puerto Candelaria?

El detonante fue la necesidad de transformar el dolor en música y crear universos alternativos. Inspirados por un contexto difícil en Medellín, quisimos construir un sonido propio desde la ciudad, sin emigrar a Bogotá, México o Estados Unidos. Decidimos girar hacia el sur y nuestra primera salida internacional fue Brasil, lo que nos permitió entrar rápidamente a circuitos mundiales y conectar con públicos diversos.

¿Cómo lograron esa conexión internacional?

Entendimos que la música colombiana tradicional es compleja para audiencias extranjeras, por eso generamos diálogos musicales, mezclando elementos de balcanes, jazz, música clásica y electrónica. Esa apertura nos llevó a conectar con públicos en más de 40 países. También nos dimos cuenta de la necesidad de profesionalizar la gestión, romper estigmas sobre los músicos colombianos y asumir un pensamiento empresarial, lo que dio origen a Merlín Producciones.

¿Qué significa para ti haber musicalizado Cien años de soledad?

Es un logro profundamente espiritual. Desde joven quise inventar un pueblo tras leer la obra, y años después, al trabajar en la serie, esos dos universos se encontraron. Fue la oportunidad de unir mi pasión por Colombia, mis saberes musicales y la necesidad de construir memoria cultural a través de la música audiovisual.

¿Cómo ves la fuerza del reggaetón y la música urbana en Medellín?

El fenómeno urbano es enorme y poderoso, pero yo prefiero generar universos alternativos. No critico el reggaetón porque, como toda música popular en su época -salsa, bolero- cumple un rol […] Sí, cuestiono que muchas veces la prioridad no es el arte ni el país, sino el algoritmo y las ventas. Aun así, creo que vendrán revoluciones sonoras, como lo mostraron artistas argentinos que lograron expandir las posibilidades del trap y el urbano en vivo.

¿Qué reflexión le dejas a quienes quieren crear industria musical independiente?

La música es un trabajo digno que exige disciplina, muchas renuncias y la capacidad de disfrutar el camino más que obsesionarse con llegar a una meta. Hemos pasado de vender CDs a depender del algoritmo, y hoy la industria se siente más cerrada. Sin embargo, siempre hay espacio para quienes sorprenden al público con autenticidad y respeto. La clave es sostener ese equilibrio entre arte y profesionalismo, porque la moda incómoda, pero la música bien hecha permanece. 

“A uno le hablan de cumplir los sueños. A uno le hablan de girar por todo el mundo, pero a uno no le hablan de las renuncias que tienes que hacer cuando eso te sucede No solamente son renuncias tuyas, es de todo ese equipo y esa familia que va sucediendo. Nosotros vamos a cumplir 25 años con Puerto Candelaria, la esencia musical se mantiene; la esencia de las personas se mantienen; pero, en el transcurso ha habido personas que dicen ‘Uy no, estas ya son demasiadas renuncias para mí o yo prefiero otros tipos de caminos o tener otros tipos de vida’. Incluso un poco más tranquilos, esto, es vértigo, total […] hay que disfrutarse el camino porque el destino se te va siempre alejando; entonces si tú estás enfocado en llegar te das cuenta de que nunca vas a llegar, así que tienes es que parchar la carretera”.

 También puedes leer:

Eterna aprendiz. Comunicadora social y Periodista. Me encanta escribir buenas historias, soy cinéfila de corazón y guitarrista en formación. Encuéntrame en Instagram y en todas las redes sociales como: @Caroramzb

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *