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Nik Salazar entrega un álbum honesto: así es ‘El Artesano’

Una obra que mezcla pop, sonidos latinos y una narrativa independiente: así se construye el universo de ‘El Artesano’.

Nik ha transitado durante muchos años por el pop, explorando una sonoridad que va desde el anglo hasta los sonidos urbanos. Este nuevo álbum le ha permitido reafirmar su propuesta musical, pero, sobre todo, como buen artesano, es la primera vez que se involucra en la producción de la mayoría de sus canciones. Hablamos con él sobre este trabajo personal y definitivo en su carrera.

¿Qué encontraste y qué te permitió ‘El Artesano’?

Me encontré a mí mismo de diferentes formas. Por ejemplo, encontré un productor que no sabía que existía, y eso me gustó mucho porque pude estar al mando y dirigir mi propia música, mi arte, que es muy importante. Llevo tiempo en esta industria, como artista, descubriendo un sonido, y eso le va dando a uno más cancha también.

Hace tres años saqué un álbum llamado Magma. Me exigí mucho para ese álbum. Desde ahí dije: todo lo que haga de aquí en adelante, quiero superarme como artista, como compositor, como músico, como todo.

Y para este álbum dije: “Tengo que cumplirme, ponerme ese reto. ¿Qué más puedo hacer?” Por eso me atreví a meterme también en la parte de producción y hacer canciones con letras que no fueran genéricas, que fueran letras pensadas, no hechas para salir del paso o por hacer algo comercial. Mi esencia siempre ha sido muy pop.

Quise sentarme y dedicarme de verdad a cada detalle musical: cada detalle lírico, la melodía, la producción, los arreglos, los instrumentos, cómo puedo ofrecer y proponer más. Y por eso también me tomó más tiempo sacar el álbum.

El pop ha logrado encontrar un espacio destacado. ¿Cómo ha sido esa redefinición del pop para ti?

Hasta hace un tiempo, el pop fue casi que, inundado por el urbano, y no había espacio para nada más que no fuera por ese lado. Tanto así que lo reconozco: me desvié un poco de mi esencia y empecé a hacer urbano por ese desespero de tener espacio dentro de la industria, sin saber que me estaba alejando realmente de lo que yo era.

Lo más importante, y lo que más agradece un seguidor o un oyente, es que el artista sea auténtico y genuino. Pero en ese momento yo no era consciente de eso y me fui por la misma ola del urbano. Luego me di cuenta de que tenía que ser fiel a mis raíces, a mi esencia.

Ahí fue cuando hice ese giro y empecé a hacer música más honesta y también fiel a lo que soy como artista, como humano, como compositor.

Cada vez se abre más espacio dentro de la industria para géneros que existían antes y que por un tiempo estuvieron quietos. Otra vez vuelven: el merengue, la salsa, el bolero, la bachata. Qué bonito poder seguir rindiéndole ese homenaje a tantos géneros que nos enriquecen como cultura. Eso también era lo que yo estaba buscando con este álbum.

En esa representación latina, ¿cómo sientes tu música?

La siento más latina que nunca. Era lo que yo quería proyectar con este álbum. Siempre he estado muy orgulloso de ser, primero, colombiano, pero sobre todo latino, porque considero que los latinos tenemos mucho que aportarle a la humanidad.

También tenemos mucho que aprender de otras culturas, pero tenemos mucho que dar. Hace parte de mi ADN, hace parte de mi esencia. ¿Cómo no explotarlo y cómo no aprovecharlo a través de la música? Es el don que Dios me dio y lo que mejor sé hacer para expresarme, para conectar y para mandar un mensaje.

En este álbum hay diferentes géneros de nuestra cultura: hay un bolero, incluso un bossa nova, bachata… hay de todo un poquito. Un cover: “Procura”, una canción clásica que marcó a toda una generación. Hay un son cubano, “Paquita”, que es la canción más latina de todas.

No solamente por lo musical, sino por la historia que narra, la realidad de millones de latinos hoy en día. Muchas personas me escribieron cuando saqué esa canción, agradeciéndome e identificándose con la realidad de Paquita.

¿Cómo ha sido el trabajo durante estos años desde la independencia?

Antes, el artista que no estaba firmado por un sello discográfico no tenía forma de ser escuchado, básicamente. Hoy en día, con tantas herramientas y posibilidades, un artista independiente puede tener su propio estudio de grabación, como es mi caso, y hacer la música sin tener que ir a un estudio donde grabaron los grandes artistas —que igual es válido también— e invertir mucho dinero. Ya no es la única forma de sacar música.

Las plataformas digitales y las redes sociales, sobre todo, son un arma de doble filo. Pero utilizándolas bien y con un propósito —en el caso de artistas independientes como yo, para exponer su música y darse a conocer— son muy importantes y le ayudan a uno justamente a eso: a tener esa exposición que antes solo podía tener con un sello.

¿Cómo defines “El Artesano” ahora que ya se salió el álbum completo?

La verdad, una vez acabado el álbum, me sentí muy contento de haberme cumplido, primero que todo, porque era un reto que yo tenía. Esa cosa que dices: me exijo. Y no tirar la toalla, por más de que hubo muchos momentos en donde sí tuve la tentación de tirarla. Pero tenía que sacar este proyecto adelante y lo hice. Me tomó más tiempo, me tomó más esfuerzo, pero lo saqué adelante.

Esa satisfacción de haber acabado un proyecto y haber puesto las manos… por eso esta es una de las razones por las cuales lo llamé El Artesano: porque este ha sido el proyecto al que más le he puesto las manos encima. Y sentir que lo logré fue muy bonito.

Sobre todo, que la gente se conectara con las canciones. Es, como dicen, la cereza sobre el pastel. Por lo menos hay una canción del álbum que ya es la favorita de alguien. O sea, alguien me ha dicho: “Mi canción favorita es esta”. Ya todas son la favorita de alguien.

Eso me llena mucho, porque realmente cumplí el objetivo de un artista, de un artesano.

Otras noticias:

Comunicador, performer, músico en construcción, el universo es infinito.

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