Delfina: la artista que convirtió a Colombia en hogar y al rap en manifiesto
Delfina Dib transforma el dolor en arte, rompe barreras en el hip-hop colombiano y celebra diez años de resiliencia, identidad híbrida y liderazgo femenino en la música.
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Desde que Delfina Dib llegó a Colombia, la rapera ha desafiado lo establecido en la industria del hip-hop, ha transformado sus crisis más personales en arte y ha forjado una comunidad basada en la colaboración femenina. Si bien Delfina descubrió su amor por la música en la etapa del colegio; su evolución artística la inició al pisar suelo colombiano.
Con tan solo 20 años, la argentina llegó a Colombia con un sueño claro: hacer música. Aunque desconocía cómo era la industria del hip-hop local, la artista se adentró en ese mundo y poco a poco se ganó un lugar. Ahora, tras 10 años, dos discos y una comunidad fuerte, Delfina hace un recap de su paso por el país con ‘CEROUNO’, de lo importante que es el amor y de cómo un corazón roto le permitió redescubrirse artísticamente.
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El amor y la evolución de este es uno de los mayores retos de la artista, por ello, tras sufrir una arritmia cardíaca por una ruptura amorosa, fue el detonante de su álbum más importante y el inicio de su reinvención. Este evento crítico, casi canónico, no solo inspiró un título, ‘Directo al Cora’, sino que cimentó su carrera.
¿Cómo se construye una identidad cuando el corazón está dividido entre dos países? Durante diez años, la artista argentina ha respondido a esa pregunta con música. Su viaje desde Buenos Aires hasta consolidarse en la escena colombiana es una masterclass de resiliencia, adaptación y liderazgo.
En su paso por Espacio G, la cantante deja en claro que su historia es la de una creadora que se negó a ser encasillada, una mujer que no para de trabajar por el arte y que no siente que su presencia cumpla con una cuota en la industria.
Una voz que se negó a ser encasillada
Antes de que las barras de rap fueran su lenguaje, Delfina estaba inmersa en la vida artística. Por un lado, creció en un entorno bastante cultural y, por el otro, estudió en la escuela Waldorf de Argentina, donde su formación incluía desde orquesta y violín hasta teatro y acrobacia. Aunque su educación era bastante tradicional, lo cierto es que íconos del pop como: Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera, le inyectaron la chispa del escenario. Esto, luego de escuchar ‘La isla bonita’, canción que realmente la marcó y sonaba a diario en su casa.
No obstante la decisión de ser artista llegó a los 16 años, en la intimidad de un camerino. “Antes de salir al escenario […], me estaba poniendo pestañina y dije: ‘yo quiero hacer esto toda mi vida’”, recuerda. Esa certeza fue tan potente que, años más tarde, mientras estudiaba Bellas Artes, se inclinó a la música durante un momento casual con sus compañeras de universidad. Esa fue la señal final: Me miraron y dijeron: ‘¿Qué haces estudiando arte? Vos deberías hacer música’. Y yo dije: ‘Basta, sí, basta’”.
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Empezar de cero en otro país
En la actualidad Delfina es una referente del rap hecho en Colombia, sin embargo, al llegar a Bogotá era una artista más con un sueño. Esta experiencia la describe como una dualidad: “Fue terrible y fue muy divertido a la vez”, afirma. Llegó con 20 años, enfrentándose a la soledad y los desafíos de construir una vida desde cero en un país ajeno y con una industria en auge.
Con un ideal de su futuro y la determinación de lograrlo, la argentina poco a poco permeó en la industria y se ganó un lugar que hoy es admirado por todos. Esto se debe a que Colombia en lugar de ser un exilio se convirtió en su hogar y bajo esta mirada logró tamizar y conectar con un público que era ajeno a su arte.
Tras 10 años y dos discos, la artista culmina un viaje de autodescubrimiento con ‘Gardel en el avión’. Usando la muerte del ícono del tango en Medellín como metáfora, Delfina crea el himno definitivo de su identidad híbrida. La letra lo resume todo: “Yo no nací, pero me muero en esta tierra”.
“Estos diez años han sido súper intensos, hermosos y de muchísimos altibajos, pero sobre todo de muchísimos frutos. Sigo todavía poniendo semillas y sigo recogiendo frutos y dándome cuenta que mi amor por Colombia es muy grande y siento que de una u otra forma hay algo de otra vida, que vengo a resolver acá”, expresa de manera contundente.
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La Batalla que forjó a Delfina
Si ‘Gardel en el avión’ habla de su hogar, Directo al Cora habla de su herida más profunda. El álbum fue su salvavidas en medio de un duelo sentimental que tuvo consecuencias físicas. “Tuve esa arritmia y realmente me afectó el corazón”, confiesa. El disco se convirtió en su terapia y le permitió enfocarse.
Con el corazón roto y la necesidad de de avanzar, se fue a México y canalizó todo ese dolor en un nuevo proyecto. Esto, luego de que perdiera en su antigua computadora un álbum en el que estuvo trabajando por meses. El resultado tras dicho traspie, es una obra de catarsis pura y una prueba de su mantra artístico: si no lo vive, no lo escribe. “Siento que lo escribo porque ya se cocinó adentro mío”, explica.
Directo al cora, no fue solo una manera de desahogarse, fue sin duda un álbum autentico con el que terminó de hacer clic en la industria. Esa misma que busca autenticidad y que pocos artistas logran tenerla. Su historia no es fabricada, es el resultado de las decisiones tomadas. Dejar su país, abrirse camino en el hip-hop y usar sus propias crisis como inspiración, son la base de su música. Ahora, con 10 años de carrera en Colombia, presenta ‘01’, un álbum que es tanto una celebración como un manifiesto de resiliencia.
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Un manifiesto hecho disco
En «01″ Delfina Dib resume sus diez años de trayectoria musical entre Argentina y Colombia. Es una fotografía sonora de su evolución artística. En este proyecto, la rapera y cantante explora un viaje íntimo donde el “cero” representa el vacío y el infinito, mientras que el “uno” simboliza el primer paso diario hacia los sueños. “Mi proyecto a mí me enseña muchísimo de verdad, la paciencia, de quererme a mí misma, de confiar en lo que estoy haciendo, pero no como si confío, sino de verdad […] Está buenísimo dudar. De hecho, dudar es necesario para poder crear otra realidad”.
“No somos una cuota”
En una industria como la del hip-hop que es predominada por los hombres, Delfina asegura que nunca ha percibido que ser mujer sea un obstaculo para llevar su arte. No obstante, asegura: “hay un sistema ya como muy conformado, una torre de poder en la cual siendo mujer te va a costar más. Es como un videojuego, si en el videojuego de los hombres tenés 10 niveles, en el de las mujeres tenés 20”.
Esta batalla por encontrar su voz la libró en el plano personal ya que pese a enfrentarse a una dinámica predominantemente masculina. Su respuesta no fue la confrontación directa, sino la construcción de un nuevo paradigma basado en la unidad femenina. “Quieren que compitamos, no, nos vamos a unir”, afirma.
Este espíritu la llevó a crear proyectos como ‘El avispero’ y a defender la colaboración por encima de la rivalidad. Para la artista, las mujeres no deberían estar relagadas a ser una “cuota” en festivales y menos en la industria artística. “Estamos proponiendo nuevas dinámicas […] y a nivel puesta en escena estamos dejando la barra muy alta”, concluye.
“En Colombia conocí al verdadero Dios”
Quizás la transformación más significativa de Delfina es la menos tangible. Su década en Colombia provocó una profunda evolución espiritual. “Acá conecté mucho con Dios, como esta energía del amor que es más grande que todo”, revela. Este cambio de perspectiva le permitió redirigir el amor que antes depositaba en las relaciones románticas hacia su proyecto, su autoconocimiento y su fe.
Hoy, no se siente enamorada de una persona, sino del camino que está construyendo, guiada por una confianza que, según ella, debe ser total y honesta. “El universo no responde lo que vos pedís, sino cómo lo pedís”.
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En su paso por Espacio G, la cantante argentina Delfina Dib deja en claro que es el resultado de las decisiones que tomó, de arriesgarse a lo desconocido y de no dejar de creer en ella. Tras una década en Colombia, la artista asegura que encontró su camino al no solo ser una voz en el hip-hop, sino, también, ser un vehículo de autodescubrimiento en el que la música dejó de ser su meta para ser su aprendizaje.
La playlist de Delfina Dib
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